El lema del recordado Pedro Penzini
Fleury, “correr es vivir”, está como un sello en todos aquellos que desde la
madrugada abandonan sus cobijas para mantenerse en forma. Los atletas
caraqueños han ajustados sus horarios para que los entrenamientos no cesen. Más
allá de la responsabilidad laboral y del clima cambiante, los comprometidos con
la salud y el bienestar, se desplazan por todos los terrenos posibles para
cumplir con sus metas personales, incluso, a pesar de las condiciones adversas
de los espacios para correr.
Si una novata pregunta dónde correr,
al menos cinco deportistas le dirán que fácil, en cualquier parte, en ese
discurso de optimismo y animación que caracteriza a los corredores. Lo cierto
es que en Caracas, los hijos dilectos de Filípides corren mayoritariamente en
el Parque del Este, algunos en Los Próceres, otros en La Lagunita; en el cierre
de la avenida Río de Janeiro y libremente en la Francisco de Miranda, por ejemplo.
Sin embargo, todos, en algún momento, lo hacen en cualquier calle, bien porque
salieron de sus trabajos al final de la tarde, o sencillamente, para
acondicionarse en el asfalto para próximas competencias y para probar, cambiar
rutas.
¿Correr en la calle?, repregunta un atleta
asiduo al Parque, realmente es un
fastidio… El tedio al cual hace alusión este delgadísimo maratonista, se
entiende constatando, a paso de jogging,
el estado de las vías: irregulares, con baches, con alcantarillas flojas, con fallas
de borde. A esto debe sumársele, además, el sortear los vehículos que intentan
pegarse del hombrillo. Ante el grito: “¡coge la acera!” de un motorizado que ha
acelerado justo al lado del ritmo de trote, la opción de la vereda no es fácil:
o son más altas, o están llenas de huecos, o tienen un declive mayor al 5% o
están obstruidas por carros y motos. En el mejor de los casos, el inconveniente
está en los amables peatones que caminan en tríos, conversando animadamente. Si
se les solicita “permiso, por favor”, no faltará uno que indique, en tono
imperativo, que se baje a la calle.
Correr en Caracas es vivir una suerte
de slalom, lo cual, afortunadamente
no detiene las ganas; no pasa de una exhalación más sonora de lo habitual, como
si al botar el aire se quisiera expulsar el desconcierto de vivir en una ciudad
anárquica, también con los deportistas. Poco importa si el Parque del Este
tiene el 85% de los tramos a oscuras y no abra en horario nocturno todos los
días; si correr en Los Próceres deba hacerse en grupos numerosos; si hay mala
intención en ciertos conductores. Lo definitivo, lo que realmente cuenta, es el
deseo de sentirse bien haciendo algo totalmente bueno para la salud.
Cada vez hay más gente corriendo. Cada año hay más inscritos en las carreras. Por eso, el calendario de competencias de 2013 es múltiple y variopinto en sus franelas donde siempre hay corazones en grandes zancadas de un kilómetro a otro, en esa rutina que ha contagiado a decena de miles. ¿Te animas tú?
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