febrero 10, 2017

Las tetas políticas

Enseñar las tetas. Usarlas como instrumento de denuncia.

Mostrar los pezones como símbolo de lucha... armada de estrógeno y rabia.
Gritar consignas que salen del pecho, asexuado, libertario, lesbiano, hetero. 
Lo que importa es sacar las tetas de la opresión del sostén, de las represiones de las convenciones sociales, de las regulaciones impuestas por el falogocentrismo. 

El recato no viene al caso. El asunto es la igualdad entre tetillas y pezones, o mejor aún, la supremacía de las mamas que deben imponerse en este mundo de radicalismos, extremismos y desacuerdos. Al final todos estamos luchando... Por el color de nuestra piel, por el valor de nuestra ascendencia, por nuestras creencias religiosas, por nuestras preferencias sexuales, por nuestra libertad de elegir, en fin, por quítame esta pajita del hombro.

Mostrar las tetas como derecho. Exhibirlas entre dedos acusadores de desvergüenza. Las tetas politizadas... La teta de la derecha, la teta izquierdista. Ese par de signos que promulgan respeto a la libertad de acción, como si andar con las tetas al aire fuese el mayor símbolo de libertad de pensamiento. 

¿Y las mujeres supervivientes del cáncer de mama? ¿Ellas no tienen un par de razones que exijan reivindicaciones sociales? ¿Y las planas, aquellas de pecho de niña? ¿Tampoco tienen herramientas para salir a la calle a arengar conciencias obsoletas? ¿Y esas mujeres mutiladas por el odio del cromosoma X con sus cicatrices en el pecho? ¿No tienen glándulas para denunciar?  

La propuesta pareciera ir por el camino de: No testifiques argumentos válidos para ejercer tus derechos civiles, tu igualdad de oportunidades, tetifica primero tu propuesta...

Las tetas políticas se yerguen o están en declive ante dictámenes, estatutos, señalamientos de una sociedad que subordina, minimiza y desprecia los vientos de cambio... 
Las tetas políticas son apenas capullos que se enredan entre los cercos de la cultura masculinista, incluso del entendimiento y sentido común. Están atrapadas entre fronteras espinosas, bastante alejadas de la empatía, la solidaridad y la tolerancia de millones de jueces bípedos de tres patas. 

Hay tanto por luchar que lo pertinente es mostrar, en primer lugar, la capacidad de nuestro intelecto, de nuestra mente magnífica que investiga, urde, propone, crea, gesta nuevas oportunidades para abrir conciencias... Abajo de nuestras cabezas seguirán moviéndose a ritmo los rasgos más significativos y hermosos de nuestra feminidad. ¡Arriba neuronas y turgencias!