junio 05, 2017

No hay rendición

Eres chavista, existes. Eres opositor, eres la nada. El gobierno de mi país ataca a los disidentes. Mata a los opositores, humilla a quienes osan contradecirlo. El gobierno dice, se desdice, nunca rectifica, se arma hasta los dientes. Nosotros, los que estamos a la orilla del Guaire, nos despojamos de miedo y con coraje resistimos, buscando remontar el odio proveniente del poder.

En las calles de mi país marchan a diario los que enfrentan el presente. Son luchadores contra la desidia gubernamental y la apatía ciudadana. Son civiles nacidos en democracia y criados bajo los preceptos de libertad y justicia. Ciudadanos que a pie consiguen avanzar contra gases, perdigones y balas. Venezolanos que ondean banderas y cantan su himno como alicientes ante la fuerza de las armas, de la irracionalidad.

El poder trafica, trata con maleantes y hasta habla con cuadrúpedos. Encierra voces que claman libertad, destruye sueños a mansalva. En realidad, el poder actúa como una jauría herida. Está rodeado de insatisfechos, es acusado de indignidad. Es una vil agrupación de incapaces, de insensatos que salivan por mantener sus cuentas verdes, crecidas como la mala hierba. 

Si eres inteligente eres sospechoso. Si gritas consignas y contradices argumentos, eres un terrorista. Sin embargo siguen y persisten en cada vereda, en cada avenida de mi país, los temerosos de un futuro tiránico. No se bajan los brazos, no hay rendición: Venezuela nació para ser libre.