octubre 17, 2013

La acostumbrada

Apocalipsis, infierno; desazón, apatía... Piense en Caracas y relaciónela con un par de palabras. Indefectiblemente saldrán dos características negativas o bien dos aspectos que le hacen pensar que la sobrevivencia del más apto está aquí, en la extinta capital del cielo. El clima; la chicha que venden en la esquina Paradero; los perros calientes de La Castellana; el Parque del Este... Haga usted su lista. Agrupe las cosas buenas de la ciudad por categorías. Diviértase pensando en lo bueno. Ahora vuelva a su realidad: transite por las vías rápidas, desplácese en Metro; tome un carrito por puesto o si es más temerario, móntese en un jeep o pare a un mototaxi. Sienta a la Sultana del Ávila en un magnífico 360°. ¿Lo tiene, lo recuerda, está ahí?
Le aseguro que en algún momento de ese diario vivir estará en la punta de sus labios, surgiendo desde sus vísceras, sintonizada con esa idiosincrasia que nos une. Saldrá espontánea, tal vez estentórea, entonces con voz en cuello, en la esplendidez del sentir exhalará nuestra acostumbrada mentada de madre.

No hay comentarios: