junio 10, 2016

#Venezuelalibre

Andar por las calles atiborradas. Sentir que las pesadillas son a plena luz del día y los demonios sí existen. Experimentar el miedo, tener acelerado el corazón sin posibilidad de dormir para soñar que vuelas, o saltas o estás a salvo.

Venezuela está cansada. No es Caracas la sufrida, no. Hace años que la involución se ha venido comiendo al país. Se sufre en todos los estados, en todas las condiciones. 

Tenemos una nación desvencijada. Es un hoyo teñido de rojo. Es un sumidero de penas que va arrastrando a todos por igual. Eso ha sido el logro de la revolución chavista: llenar de pesar a todo un pueblo.

En Venezuela  no se distinguen las penurias. Todos pasan trabajo, mal comen, viven de las sobras del día, así, desanimados... Sin embargo, persisten los gritos, las consignas, las manifestaciones. Insistimos en denunciar, señalar, acusar. 

Somos fuertes. Lo sabemos y por eso cada quien lucha, a su manera, desde su posibilidad, pero con toda la fuerza bajo la misma trinchera: la libertad del país. De verdad somos fuertes, y eso no vamos a olvidarlo. Nos merecemos un país alegre, con bienestar y próspero para todos.

Sí, hay que decirlo, hacerlo sentir: los venezolanos somos fuertes y resistimos para luchar con mayor ahínco.

#Venezuelalibre

junio 04, 2016

Hablo de mi país

Hablo de mi país y solo uso verbos en pretérito. Los adjetivos sirven para calificar las bellezas que nos regaló Papá Dios y en cuanto a los adverbios, saltan más los que se relacionan con estados de ánimo o condiciones, como tristemente, vilmente…
Hablo de mi país como quien recuerda a un amor viejo, a ese primer amor que marcó el descubrimiento de aquello que se desea sentir siempre. 
Hablo de mi país desde la felicidad. No tengo otra manera. 
Ningún gobierno es capaz de anular el gozo de ser venezolano.
Hablo de mi país, siempre.