agosto 06, 2015

AEB y Eugenio Montejo

Una cuenta en Twitter recuerda el natalicio de Andrés Eloy Blanco y de inmediato, mi memoria me suaviza el día con un recuerdo gratísimo: 19 de julio de 2004, 10:00 de la mañana, último piso del Centro Cultural Corp Group. Inicio de la XI Semana de la Poesía. Pauta: taller de dos días con el poeta Eugenio Montejo. 
La sala con poca iluminación, poquísima gente, el aire acondicionado frío. Alguien entraba y salía, alguien ajustaba el micrófono; agua, copa, detalles de logística de último minuto. Alguien presentó, alguien leyó unas notas grises, alguien se encargó del rigor de la apertura del evento. Era un taller sobre poesía.
Todos los detalles previos, tan recurrentes dentro de la gestión cultural, son solo un parpadeo, imperceptible y sin importancia, respecto a la calidez que íbamos a recibir durante esas dos mañanas de amor absoluto a la palabra.

Tras un saludo cortés y caballero, el fraseo sosegado y la voz íntima del poeta Montejo pareció oscurecer aún más el ambiente... esa intimidad en su decir, ese amable y generoso gesto de quien parecía no querer interrumpir los pensamientos de los que absortos le escuchábamos. Yo sentía que estaba presenciando a una figura enorme, fulgurante, que había descendido de alguna parte divina y estaba allí, tan cercana. 
Veía a un ser timidísimo que se acomodaba los lentes como si quisiera, en realidad, ocultarse la cara. Este hombre magnífico, pulcro y de maneras antiguas -como el sombrero que usaba con frecuencia-, iba del recuerdo de su ciudad natal, su niñez y su padre, a la remembranza de los panaderos y esas enseñanzas de la temprana hombría. 
Nos hacía ver a través de su relato, la pericia y el juego que demostraban las manos de los panaderos. Podíamos recrear esa imagen de la harina planeando en el aire hasta inundar todos los espacios y esa mirada de niño cautivado ante la sencillez de los aprendizajes primeros. 
La suavidad de su voz nos llevaba a sentir ternura por ese, el más noble oficio de los tiempos, al cual el poeta había aprendido a ver en sus instantes más sublimes y había sido capaz de asimilarlo como oficio de vida propia y razón de nuestra presencia allí: el Taller blanco.

Creo -recordando esas dos mañanas- que toda la explicación, a manera de justificación de qué lo llevó a realizar el concepto del taller (luego libro futurible), todo sobre técnica y consejos posibles, de sugerencias y maneras de ver, quedó eclipsada cuando habló de leer poesía como acto de fe, de leer a otros poetas, muchos poetas, todos los poetas posibles y se refirió a uno de sus preferidos. Pasó a tomar el libro, abrió las páginas y comenzó a leer. 
Hasta  ese momento yo estaba solo cautivada por ese poeta renombrado y que era carne y hueso frente a mí, pero presenciar cómo se le quebraba la voz, cómo se llevaba el puño izquierdo a su boca intentando contener su emoción, cómo respiraba entrecortado y al final, lograba retomar las líneas de cierre del poema, jamás podré olvidarlo. Allí la sensibilidad de este hombre delgado, casi deseoso de pasar desapercibido, de mirada directa y esquiva a la vez, me subyugó para siempre.

Pesadilla con tambor  Andrés Eloy Blanco

Juanchito...
Anito...
Silverito...
Guillermito...

Camero.
Ranero.
Cepo Ballestero.
Rodríguez Rivero.


Itriago.
Sayago.


Arcaya.
Carvallo.
Bello. Guerra Bello.
Carecaballo.
Puerto Cabello.

Aristimuño.
Cuartel del Cuño.

El Comisario.
José Rosario.

Maracay.
Ay. Ay. Ay.

Rafael María.
José María.
Pedro García.
Jorge García.
José Rosario.
Pedro María.
Frías. Frías. Frías.

Los desterrados.
Los torturados.
Los degollados.
Los Consulados.

Hermanos Gómez. Hermanos Gámez.
Los Bienvenida. Cochino Inglés.
López Rodríguez. Rodríguez López.
Pietropaoli.
Josué. Josué. Josué.

Adolfo Bueno. Díaz González.
Cien días. Mil días.
Cuántos días preso?


Bueno. Díaz González.
Preso: cuándo sales?
Los Díaz. Los Buenos.
Buenos Días, González.


Grillos. Grillos. Grillos.
La Rotunda en el Castillo.

Porras. Volcán. Sandoval.
Patanemo en las Colonias.
Palenque con Naricual.
Castillo y Rotunda.
Ministro de Holanda.
Pedro Alcántara Leal.

Vienen degollando.
Vienen velazqueando.
Vienen sayagueando.

Nereo. Fusiles.
Mil Jefes Civiles.

Grillos. Grillos. Grillos.
Plan en Los Hatillos.
Plan en Candelaria.
Plan en Camoruco.
Trompillos. Trompillos.
Grillos. Grillos. Grillos.
Tinoco. Fonseca. Bejuco.

Arveja. Quinchoncho.
Evencio. Florencio.


Don Juancho. Don Concho.
Eustoquio. Aparicio.
Suplicio. Suplicio. Suplicio. Suplicio...

Vidrio molido.
Bola y cadena.
Viene Velazco.
Viene Requena.


Vienen Pimenteles.
Vienen Tarazonas.
Vienen Colmenares.


Veinte. Treinta. Cien.
Hidalgo.
Don Santos.
Rubén.

Marión.
Valentine.
Fulleborn.
Román.
Rincón.
Tocorón. Tocorón. Tocorón.
Chacón. Chacón.
Parra Picón.
Parra Picón.
Parra Picón.


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