noviembre 14, 2017

Caminar en Miami

Caminar, eso es lo que más se extraña cuando se llega a Miami. A menos de que vivas en el Downtown y trabajes allí mismo, eso rico que significa desplazarse bajo el sol y andar, mirar vitrinas, parar en un café, disfrutar de un banco de plaza para luego continuar la marcha es poco probable.

Vengas de Caracas, Medellín, Lima, Buenos Aires, Santiago o Madrid, caminar en Miami no es posible, no como solías hacerlo en tu ciudad natal, no con ese savoir faire de las ciudades hechas para ser caminadas.

En Miami las vías están hechas para el tránsito automotor, las aceras limpísimas para que las recorran eventuales transeúntes y el viento la mayoría de las veces. Sales a caminar solo si trabajas en una oficina y necesitas almorzar o ir por un café de Starbucks. El resto es tu vehículo que te lleva a un sitio donde caminas en círculos (mall), o te dirige  a un espacio donde te ejercitas (gimnasio), te lleva a cenar en un shopping mall o a veces a un día de playa.

Los que con nostalgia recordamos las diligencias varias (banco, supermercado, librería) que podíamos hacer solo en modo simple tracción sangre es frustrante tener que depender -de manera obligatoria- de un automóvil para realizar cualquier asunto pendiente.

Habrá alguno que diga que es una exageración, que Biscayne Boulevard es una belleza, que la Ocean Drive es una maravilla, que la Flagler se puede recorrer entera, sí pero allí salen las comparaciones y sabemos que son una impertinencia... Mientras tanto, mejor camino entera la playa en Miami Beach.

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