Hablo de mi país y solo uso
verbos en pretérito. Los adjetivos sirven para calificar las bellezas que nos
regaló Papá Dios y en cuanto a los adverbios, saltan más los que se relacionan
con estados de ánimo o condiciones, como tristemente, vilmente…
Hablo de mi país como quien recuerda a un amor viejo, a ese primer amor que marcó el descubrimiento de aquello que se desea sentir siempre.
Hablo de mi país desde la felicidad. No tengo otra manera.
Ningún gobierno es capaz de anular el gozo de ser venezolano.
Hablo de mi país, siempre.
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